jueves, 7 de mayo de 2015

TENDENCIAS TEATRALES DESDE FINALES DEL SIGLO XIX HASTA 1940



La consolidación de la comedia burguesa y las fórmulas renovadoras del teatro
·         La segunda mitad del siglo XIX está dominada por dos tendencias literarias que tienen su reflejo también en la literatura dramática y en la forma de representación teatral: el Realismo y el Naturalismo.

·         El Realismo en teatro presenta un lenguaje cotidiano y familiar y sus personajes no sólo hablan en forma natural, sino que poseen una psicología de seres comunes; sus acciones se asemejan todo cuanto se pueda a las acciones de la gente real. Representadas sobre el escenario tienen que convencer al público de que la acción que desarrollan podría darse en la vida.

·         El Naturalismo, como tendencia literaria, implica otros principios más complicados, basados en teoría científicas que aparecen en aquella época, y afecta más a los temas y al tratamiento de personajes y acciones. Considera el Naturalismo que los seres humanos están gobernados por leyes de la herencia y por influencia del medio.


·         La alta comedia es una fórmula teatral de la segunda mitad del siglo XIX, que coincide con la comedia burguesa del Segundo Imperio francés (1852-1870). Leandro Fernández de Moratín estilizó la realidad convirtiéndola en miniatura; los románticos la exaltaron desaforadamente. Quedaba el camino de aproximación a la verdad, sin deformaciones de ninguna clase: un recorte a lo desmesurado y una limitación a la tendencia a achicar la objetividad.

·         Experiencias teatrales de algunos noventayochistas (Unamuno y Azorín), de algún coetáneo como Jacinto Grau, y el caso aparte, dentro de la misma generación, de Valle-Inclán. Nuevos impulsos renovadores posteriores, debidos a las vanguardias y a la generación del 27. La obra de García Lorca será síntesis y cima de las inquietudes teatrales del momento


·         El siglo XIX se abre con el drama romántico, que representa el universo como caos sin sentido, frente al orden neoclásico. En su segunda mitad, la presencia de un público burgués marcará la preferencia por un teatro claro y sencillo, que obliga a los autores a repasar la lección neoclásica del siglo anterior. Los géneros literarios comienzan a mezclarse: prosa dialogada, teatro lírico, etc. y la prosa desplaza al verso. Parece haberse alcanzado una fórmula que duraría hasta el último cuarto del siglo XX.

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